Nueva Cultura
Una Nueva Cultura transforma la empresa en un proyecto compartido basado en la confianza, ya que entendemos la empresa como una trainera, remando todos juntos en la misma dirección. Una Nueva Cultura engloba 8 principios clave:
1. Propósito Inspirador
Es clave definir para qué hacemos lo que hacemos, compartir el rumbo hacia el que nos dirigimos y remar todas las personas juntas en la misma dirección. Un propósito inspirador y compartido (alineado con el propósito individual de cada persona) da sentido al trabajo de cada día, estimula el compromiso y sentido de pertenencia, refuerza la motivación y ofrece la mejor versión de cada persona.
2. Confianza
Es la clave que lo cambia todo, haciendo mucho más fácil todo lo demás. Es una elección de las personas que no se puede imponer y solo se gana siendo digno de su confianza. Se construye poco a poco y de forma sostenida en el tiempo. Integra la confianza de la persona en sí misma, en las demás y en la organización. Para construir confianza es necesario enfocarse en la otra persona, desarrollar relaciones colaborativas y pensar en el largo plazo.
3. Valores Compartidos
Los valores juegan un papel esencial en toda empresa al establecer cómo se han de hacer las cosas, guiar el trabajo de las personas y ayudarles a tomar las decisiones correctas, avanzando conjuntamente en su propósito y objetivos. Unos valores compartidos tienen un impacto directo en la motivación y el compromiso, constituyendo un importante elemento de atracción y fidelización del talento. También son valiosos para conseguir nuevos clientes, que pueden sentirse atraídos por unos valores que comparten o les inspiran.
4. Bienestar de las Personas
La Nueva Cultura pone a las personas en el centro de la organización, garantizando la sostenibilidad del proyecto empresarial. Apostar por el bienestar de las personas no sólo es bueno en sí mismo, sino que cada vez hay más pruebas de que dedicar tiempo y recursos a la salud y el bienestar de las personas tiene también importantes beneficios para la empresa. Ahorro en costes por enfermedades relacionadas con el estrés y el cansancio, mayor rendimiento profesional, una buena imagen de marca que facilita la atracción y fidelización del talento, o una mayor lealtad hacia la empresa son algunos ejemplos. Poner a las personas en el centro implica atender sus necesidades materiales y emocionales, preguntarles cómo se sienten, cuidar de su salud física y mental, favorecer el desarrollo de sus capacidades individuales y crear entornos de trabajo en el que las personas puedan alcanzar su máximo potencial.
5. Liderazgo Facilitador Transformador
Para implementar la Nueva Cultura es necesario un Liderazgo Facilitador y Transformador, enfocado en las personas y en las relaciones, capaz de crear a través del ejemplo espacios seguros y de confianza en los que sea posible compartir ideas diferentes, abordar conversaciones difíciles o explorar cosas nuevas sin temor al fracaso. En ambientes así las personas arriesgan, son más creativas y colaboran en buscar soluciones integradoras e innovadoras que aumentan el rendimiento de la empresa y su capacidad de responder a entornos cambiantes.
6. Comunicación Efectiva
Una buena comunicación es fundamental para alcanzar objetivos y actuar en consonancia con los valores fundamentales de la empresa. Con una comunicación efectiva es posible mejorar los procesos organizativos, eliminar barreras, generar información relevante y tomar mejores decisiones. Para que la comunicación sea efectiva es fundamental aprender a expresarse de una manera auténtica y sincera basada en necesidades, crear canales adecuados para que la información fluya fácil entre personas y equipos, dar una información completa y transparente que genere confianza y permita a personas y equipos hacer bien su trabajo y tomar decisiones con rigor y autonomía, desarrollar una escucha activa y empática que alimente con nuevas ideas una revisión continua de los procesos de equipo.
7. Participación
La participación en los procesos de gestión genera un mayor compromiso y motivación en las personas, que se sienten más satisfechas cuando ven que sus ideas son escuchadas y en muchos casos implementadas. Acompañada de una mayor autonomía para decidir y arriesgar, la participación tiene un impacto muy positivo en la productividad, al aumentar la creatividad y la capacidad de innovación a la vez que se reduce la necesidad de supervisión. Para que la participación sea fructífera ha de ser auténtica, basarse en la confianza y la transparencia, fomentar la capacidad de las personas para actuar de manera autónoma y asumir el poder de manera responsable.
8. Adaptabilidad
Es la capacidad de un sistema, de un equipo u organización, para ajustar de una forma ágil y eficiente su dinámica interna con el fin de dar una respuesta adecuada a los cambios en un entorno volátil, incierto y complejo. Para conseguirlo, personas y equipos deben ser rápidos en leer y actuar ante las señales, contar con conocimientos y habilidades para una mejor gestión de los procesos de cambio, experimentar con nuevas ideas y propuestas, descartar lo que no funciona y reforzar lo que sí funciona, e instalar esta capacidad de aprendizaje en la cultura organizacional.